martes, 21 de febrero de 2012

Tengo un amigo que me llama a cualquier hora y me dice: ¿Quedamos?, con el que veo películas que solo ha visto el director. Tengo un amigo que siempre me pregunta cómo me puede gustar el café solo, y que no se da cuenta de que el azucarillo se desliza a mi bolsillo un día sí y otro también. No me pregunta cuánto tiempo hace que no me bebo un litro de cerveza. Mi amigo me saluda "guapa", y me dice "cariño" cuando se despide. Él me dice que estoy buena, que aunque las tías le coman la cabeza, yo soy la mejor.
Antes me invitaba a cenar un kebab, y ahora me invita a una coca-cola, que yo me encargo de pedir en la barra, lejos de su mirada, para decir light.



Aunque cada día se de más cuenta de que lo que lleva tiempo sospechando es verdad, yo me callo y le digo que no tengo hambre, que he merendado. Él sabe que miento, y yo sé que lo sabe. Pero los dos callamos y buscamos una película entretenida. Una de esas que no conoce ni el director.

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